El Espinar, San Rafael, Los Ángeles de San Rafael La Estación de El Espinar, Gudillos y Prados
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Historia

Cada núcleo que compone el municipio de El Espinar tiene su propia historia. En esta página podrás conocer la Historia de la Villa de El Espinar, la historia de San Rafael y la historia de La Estación de El Espinar.

Historia de La Villa de El Espinar

En la oficina de Caja Segovia de El Espinar se puede contemplar este mural que ilustra la historia de la Villa:

Mural de la historia de la villa

El primer vestigio histórico, una punta de lanza encontrada en la zona de “pinarillo” del Caloco, apunta al paso y asentamiento de los romanos en esta zona en torno al siglo II A.C. Con el correr de los tiempos se llega a la etapa visigoda entre los siglos V y VIII, durante la cual el municipio era conocido con el topónimo de Gudillos; con la posterior ocupación árabe la toponimia se hace mucho más variada y se conoce al pueblo como Albarrana, Moros, y Guadarrama, entre otros nombres. La repoblación cristiana de la zona se comenzó en 1088 y fue llevada a cabo por Alfonso VI. Hasta aquí llegaron asturianos, cántabros, gallegos y castellanos que construyeron sus viviendas al modo de los caseríos propios del norte.

Carta puebla de El Espinar

Sin embargo, el hito más importante para el municipio en aquellos tiempos aconteció el 8 de junio de 1297, día en que se otorga al municipio de El Espinar, por la ciudad de Segovia, la Carta Puebla. Este documento jurídico sirvió para vertebrar socialmente a los primeros pobladores de la villa y atrajo a muchos pobladores que acudieron animados por los derechos y privilegios que esta Carta otorgaba a su población. En 1317 se dotó al municipio con una nueva Carta que aumentó aún más los límites de El Espinar, el documento fue firmado por Alfonso XI en 1337. Por último, una tercera Carta Puebla, fechada el 7 de septiembre de 1368, aumentó aún más los límites del municipio y consolidó un futuro más que prometedor para la villa de El Espinar.

La trayectoria histórica de El Espinar se centra desde el siglo XIII en los grandes rendimientos que le proporcionan sus montes y dehesas comunales, su ubicación estratégica en el fenómeno de la trashumancia, la madera, la ganadería y la lana merina.

Estatuas

En 1417 el Concejo de Segovia accedió a ampliar los límites del término municipal desde el cerro del Caloco hasta el puerto de Guadarrama por las Rinconadas, sierra de Quintanar, Navahorcados, Gudillos y la Gasca. A partir de 1445 aumentó la seguridad con el aumento de tierras reconquistadas lo que atrajo a varias familias nobles que contribuyeron a la expansión del municipio. Se levantaron así casas en Prados, La Losa, El Caloco y Santo Domingo.

En el año 1626 el Concejo de El Espinar solicitó el título de Villa y se establecieron nuevas normas de convivencia entre los vecinos. Tras varias y prolongadas discusiones el título fue entregado a la villa 30 años más tarde, en 1659. Durante la restauración borbónica las actividades económicas fueron reactivadas en la zona, sobre todo las relacionadas con el ganado ovino. Según el censo del Marqués de la Ensenada, la Villa contaba con 35 palacios durante el siglo XVIII y se llegaban a esquilar más de 74.000 ovejas en los cuatro corrales existentes. A finales también del siglo XVIII se consolidó el paso de la sierra de Guadarrama por el Alto del León lo que propició la construcción de la primitiva Fonda de San Rafael. En torno a esta Fonda se irá consolidando, con el paso de los años, la nueva población de San Rafael.

Tomando algo en la plaza del Ayuntamiento de El Espinar

A lo largo de todo el siglo XIX los constantes conflictos bélicos, especialmente durante la Guerra de Independencia contra los franceses, provocan la pérdida progresiva de población en el municipio y la consecuente repercusión negativa en la economía espinariega. La madera y la leña se convertirán definitivamente en el motor de la economía de El Espinar produciéndose a finales de este siglo la primera ordenación forestal. El principal avance tecnológico que se produjo también en este siglo fue la llegada del ferrocarril. La construcción en 1888 de la estación férrea en la zona del Cogorrillo supuso un gran avance en las comunicaciones. En los terrenos colindantes a la Estación férrea se levantó la primera fábrica de maderas en 1901 configurándose a los pocos años el nuevo núcleo de La Estación de El Espinar.

Ya en el siglo XX, concretamente el 2 de diciembre de 1914 Alfonso XII concedió a la villa el Título de Muy Ilustre por mediación del Marqués de Nájera y a petición de Domingo Rodríguez- Arce. El siglo XX también proporcionó al municipio una nueva industria y fuente de ingresos: el turismo. El éxito turístico del pueblo se debe fundamentalmente a sus extraordinarias condiciones naturales, vegetación, pureza del aire… y en gran parte también a las buenas comunicaciones e infraestructuras. Además de todo esto, la importante y variada oferta de actividades culturales, festivas y deportivas que se suceden durante todo el año permite al visitante disfrutar al máximo en cualquier época del año. Con todo, esto el municipio se ha convertido en un importante enclave turístico donde muchas familias han establecido su segunda residencia y otras incluso la primera, desplazándose diariamente a Madrid sólo para trabajar.

Concierto de las teas 2004, de José Redondo

Historia de San Rafael

San Rafael es el segundo núcleo en población de los tres que componen el municipio de El Espinar. El lugar tiene su origen en la casa de postas que se construyó en 1784 por orden de Carlos III. San Rafael se enclava en la calzada real que unía Madrid con el palacio de la Granja. Este punto estratégico le permitió ir convirtiéndose en un lugar de descanso para diligencias y viajeros que cruzaban la Sierra de Guadarrama por esa zona.

Monumento homenaje a San Rafael

La citada casa de postas o fonda tuvo el privilegio de albergar entre otros ilustres personajes a Carlos IV, cuando era aún príncipe de Asturias, e incluso el emperador Napoleón que hizo noche en la fonda el 22 de diciembre de 1808. El trasiego de viajeros era tan grande que se instaló una estafeta de correos y telégrafos y otras construcciones que favorecieron el desarrollo turístico de la zona. La fonda fue hotel, estafeta, Cuartel de la Guardia Civil y posteriormente fue derribado en 1978 abriéndose en su lugar una gran plaza con vistas a la sierra.

Quiosco de San Rafael, de Juan Manuel López Olmo

Un repunte de violencia protagonizada por bandoleros amenazó la zona a finales del siglo XIX, y uno de los bandoleros más conocidos, Juan Peña, solía merodear por la zona conocida como Cueva Valiente y sus alrededores, por lo que actualmente algunas de las peñas de la zona llevan su nombre. Con todo, éste fenómeno no llegó a ser una seria amenaza y durante las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del XX se produjo un gran crecimiento y desarrollo en San Rafael, permitiendo que familias adineradas de la sociedad madrileña encontraran en este lugar descanso y aire puro que les liberara de la ruidosa capital.

Bandoleros en San Rafael

En torno a la segunda década del siglo XX el lugar era conocido entre los cronistas e historiadores como “colonia veraniega” y cabe citar entre los veraneantes ilustres de la villa a Ramón Menéndez Pidal, Miguel Fleta, el conde de Gamazo, el Marques de Cautelar y un largo etcétera de personajes representativos de la vida política, artística y cultural del país en aquella época. San Rafael era conocido por los muchos hoteles que poblaban el lugar y que aún hoy se recuerdan como: Madrid, Español, Amaya, Victoria, Regina, Puerto e Imperio.

En los años 30 muchos políticos republicanos tuvieron casa en San Rafael, como Lerroux, y después de la guerra era corriente ver paseando por la calle principal a Ava Gadner o Luis Miguel Dominguín, entre otros personajes conocidos.

Casas de personajes ilustres

Actualmente, el viajero que llega por primera vez a San Rafael pasea por la calle principal, repleta de comercios y siempre con mucho bullicio, configurándose por tanto en la columna que vertebra el pueblo. Esta vía continúa la vertiente de la montaña, de tal manera que hacia el oriente todas las calles son ascendentes, y hacia poniente descendiente con la vista puesta hacia el valle. San Rafael es tranquilo en invierno y bullicioso en verano, aunque la Avenida del Alto del León siempre invite al entretenimiento y a las compras, sea cual sea la época del año.

Historia de La Estación de El Espinar

El desarrollo del ferrocarril a finales del siglo XIX se concretó en esta zona en la construcción de la línea Villalba-Segovia. Muchos municipios de la zona solicitaron la construcción de una estación en sus términos. En El Espinar, esta estación se construyó en el barrio del Cogorrillo a iniciativa del Marqués de Perales, Manuel Fernández y Colón, con el fin de agilizar el transporte de la lana producida en el esquileo de la villa. La inauguración de esta línea tuvo lugar el 29 de junio de 1888. La construcción de la estación fue relativamente rápida, a pesar de los duros inviernos y las constantes nevadas que bloqueaban el acceso a la zona.

Antígua fábrica de maderas, Jose Luís del Val

En torno a la Estación de El Espinar fueron levantándose progresivamente edificios de comerciantes e industriales, lo que favoreció, en gran medida, el desarrollo turístico del municipio. La primera fábrica de maderas se construyó en 1901 y la segunda se abrió en los años 20. En esta época, los edificios en torno a la Estación eran unos 26 y el nuevo núcleo de población contaba ya con unos 95 vecinos. Después de la Guerra Civil se abrió en la zona otra tercera fábrica. La industria maderera fue, hasta los años 70, el principal sustento de la población que habitaba en la zona. Poco a poco, esta explotación fue en detrimento frente al aumento del turismo, hasta que las fábricas quedaron completamente abandonadas.

Actualmente, el viajero que se acerca a la Estación de El Espinar puede visitar la exposición que alberga la antigua estación de tren donde se conservan objetos relacionados con el oficio de jefe de estación que nos transportan a tiempos lejanos.

Fuente en La Estación de El Espinar

La mayoría de las viviendas se agrupan en torno a la estación del tren, mientras que frente a los locales que dan a la carretera se forma la plaza del Caño, adornada con una fuente que contiene una escultura de Venancio Blanco. Junto a las vías del tren, encontramos instalaciones deportivas y recreativas, el quiosco de música y la Asociación Familiar San Antonio. Subiendo la calle donde se ubica el quiosco de música está la iglesia de San Antonio de Padua. Y si siguiéramos esta calle hasta abandonar la población llegaríamos a la zona recreativa de La Panera.

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